APUNTES EDUCATIVOS



El descenso de la natalidad, un problema del que no acaba de hablarse lo debido y para cuya solución no se adoptan medidas, afecta a varios ámbitos. Uno de ellos es el educativo: la cifra que ofrece la Consejería del ramo para el próximo curso en El Puerto alcanza las 925 plazas para Infantil de tres años, superando con holgura el número de nacimientos, 865.

La sociedad cambia: hace no tanto tiempo como pudiera parecer se necesitaban más plazas en las aulas; apenas se hablaba, en cambio, de las de comedor. Ahora, empiezan a sobrar mesas y sillas (el colegio público El Juncal va a reducir una unidad de tres años) y se celebra la instauración de servicios de catering (se va a atender a alumnos de la Escuela Infantil Las Dunas), implantación que facilita el desarrollo de sus obligaciones a quienes se han animado a ser padres.

La enseñanza es también noticia al hallarnos en pleno proceso de escolarización, un proceso abierto hasta el día 31, al que se convoca a todos los niños que se incorporan por primera vez al sistema y a aquellos que cambien de centro escolar, y que finalizará el 15 de mayo con la publicación de la relación definitiva de admitidos.

Afortunadamente, la Constitución recoge en su artículo 27 “la libertad de enseñanza”, “el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones” o el reconocimiento “a las personas físicas y jurídicas” de “la libertad de creación de centros docentes, dentro del respeto a los principios constitucionales”.

Pretender suplantar el derecho de los padres sobre la educación de sus hijos (o, dicho de modo más didáctico, suplantar el derecho de los padres a educar a sus hijos como quieren por el deseo de quienes no son sus padres de hacerlo como a ellos les da la real gana) es un ejercicio de totalitarismo. El dinero público también ha de emplearse para atender el derecho paterno constitucional de elegir la enseñanza concertada, al igual que atiende, como debe, otros derechos. La libertad no es solo un sustantivo: es un verbo que conjugar. No vaya a suceder que se grite a viva voz y se reduzca progresivamente su contenido.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
18 de Marzo de 2018



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