EL PAPEL SOBRE EL TIEMPO


Hay negocios que trascienden su simple función comercial y acaban formando parte del paisaje, implicándose en la escenografía de la ciudad con una raigambre que les hace naturales en ella. Papelera Portuense abrió en 1874, un año muy convulso en la historia de nuestro país, que comenzó con un golpe de Estado del general Pavía poniendo fin a una república federal para dar paso a una unitaria bajo la dictadura del general Serrano, y finalizó con el pronunciamiento de Martínez Campos, concluyendo la Primera República e iniciándose la restauración de la monarquía borbónica. Entonces España y El Puerto de Santa María tenían muchos más problemas y sobresaltos de los que ahora padecen, aunque a bote pronto nos invadan el pensamiento las dificultades presentes.

A lo largo de cuatro generaciones, de 143 años, Papelera Portuense ha ido cambiando de ubicación, siempre en la calle Palacios, hasta erigirse en su resistencia (el papel esconde, bajo su aparente fragilidad, un don especial para sobreponerse al tiempo) como el establecimiento más veterano de la provincia en su género. Su actual propietario, Manolo Muñoz, se jubila el próximo mes y tiene la intención de vender el local. Tras más de cuatro décadas de trabajo con él se irá también una parte de la historia de los comerciantes locales (lo que ahora se llama emprendedores, probablemente porque el éxito, que en esta crisis reside en la simple permanencia, sea un objetivo más difícil de lograr que antaño).

Guardaré siempre una memoria muy especial de Papelera Portuense, pues allí tuve la emoción, por primera vez, de contemplar un libro mío en un escaparate, una imagen que quien escribe nunca olvida. Fue “Meditación de tu nombre” el poemario que, hace ya casi diez años, se ofrecía a los ojos de los viandantes y, desde luego, a los míos.

Ahora hay un rótulo que reza, con asepsia financiera, “Liquidación total”, pero convencido estoy de que total no será. Quedarán los recuerdos como banderas, o como páginas, ondeando en el tránsito de los días. Porque tanta historia, tanto esfuerzo, tantas impresiones despertadas, se han ganado el derecho a no desaparecer.


Francisco Lambea
Diario de Cádiz
26 de Marzo de 2017

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