UNA EMOCIÓN SONORA
La Academia de Bellas Artes Santa Cecilia mantiene en el
Centro Cultural Alfonso X hasta el próximo sábado la exposición “Poetas en el
recuerdo”, que recoge composiciones de 18 escritores portuenses. El tiempo les
ha llevado a una característica común a la larga inevitable: todos han
fallecido. Dice el presidente de la institución, Manolo Pico, con ironía
bienintencionada, que el hecho de que ninguno viva evita posibles problemas muy
del gusto de la vanidad, que suelen traducirse en molestias por asuntos como la
ubicación del poema en la sala, el número de obras seleccionadas o la identidad
de los invitados copartícipes.
Un recorrido por la iniciativa, tan plásticamente sobria como
sonoramente augusta, nos deja a ese universal Alberti que tan pronto entona la
mar gaditana como la Roma agresiva con los peatones, al Pedro Muñoz Seca que
traza versos a la Virgen de los Milagros guiado por una fe tradicional, a un
José Luis Tejada que detalla la realidad de los cuerpos y del sentimiento, a un
Augusto Haupold Gay detenido en jugar literariamente con la presencia de un
ratón nocturno en su biblioteca. Me conmueve que Ángel María Dacarrete
falleciera mientras preparaba su discurso de ingreso en la Real Academia de la
Lengua y me sorprende la rotundidad de un verso de Juan Ignacio Varela Gilabert
en el que, reflexionando sobre la imagen de El Puerto, sentencia: “Muerto,
dentro de ti, tu poderío”, en una especie de presagio de la apreciación que
muchos conciudadanos experimentan hoy.
Mientras recorro los paneles, Felipe Sordo Lamadrid se me
antoja un hallazgo en la inspiración que le provoca la Ribera del Río y Manuel
Sánchez y Sánchez me reconforta recreándose en personas como La Guachi.
También, lejana a toda epistemología lingüística, admito el asalto de cierta
inquietud sobre mi propia edad, pues, siendo aún mediana en virtud de las
estadísticas, ya se ha extendido lo suficiente como para permitirme haber conocido
a algunos de los homenajeados.
“Poetas en el recuerdo” es una memoria recomendable que
vuelve a mostrarnos que al menos en las palabras se puede encontrar algo vecino
a la eternidad.
Francisco Lambea
Diario de Cádiz
23 de Noviembre de 2014
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