EL AGUA Y LA CRISIS


El procedimiento aprobado en el pleno del viernes para iniciar la semiprivatización de la empresa municipal de aguas, Apemsa, durante un cuarto de siglo, supone la especificidad portuense a la crisis. Aquí no hay ERES generales y lo que se impone es el socio tecnológico, algo que ha de ser como el socio capitalista de toda la vida, pero en fino.

De entre las reflexiones que suscita la memoria, a mí, que, por oficio, tiendo a analizar las terminologías, me llama poderosamente la atención que la pareja nupcial del Ayuntamiento sea un “socio tecnológico”, un buen partido en lengua tecnócrata. Quizá la historia económica española de las últimas tres décadas se defina en el tránsito de las opas hostiles contra las que luchaba Mario Conde cuando era amigo íntimo de Don Juan a los socios tecnológicos que ahora se nos presentan y que deben firmar los contratos vestidos de blanco.

Los gobiernos, que, por alguna ignota razón, acostumbran a menospreciar la inteligencia ciudadana, gustan de los cambalaches léxicos, y capitalista suena a meter la mano en la caja cada 31 de Diciembre, mientras que tecnológico se asimila, en el caso que nos ocupa, a pasarse el día mirando las probetas, como si la empresa adyacente fuese una ONG de químicos en lugar de un consejo de administración de financieros.

El Partido Andalucista, que en el mandato anterior se oponía a la idea y que ahora cede por interés (acuciado por una falta de liquidez en sus áreas que compromete su crecimiento electoral y por la disposición de IP a entregar sus tres votos a los populares si es menester), no pasó en el pleno por uno de sus momentos más brillantes, pues la iniciativa encaja difícilmente con los aires izquierdistas que a su portavoz municipal y secretario general le gusta imprimir a la formación.

Esperemos que, con un recibo del agua que acabará siendo más caro, la operación redunde en unas mejoras muy necesarias para la ciudad, merced al aprovechamiento racional de los aproximadamente 18 millones de euros que se prevén ingresar, cantidad que, en mi humilde juicio y ya puestos, debiera ser bastante más elevada.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
22 de Julio de 2012

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