ENTREVISTA A JESÚS SÁNCHEZ ADALID

"LA NOVELA HISTÓRICA ES LA ÚNICA MÁQUINA DEL TIEMPO"

El autor anuncia su intención de presentar en El Puerto su próximo libro



Sánchez Adalid, con un ejemplar de "La tierra sin mal", obra que centró su conferencia.
Foto: Andrés Mora.


Jesús Sánchez Adalid (Villanueva de la Serena, Badajoz, 1962), uno de los referentes nacionales más destacados de la novela histórica, ha vendido un total de un millón de ejemplares de sus nueve libros publicados. La mitad de esa cifra corresponde a El mozárabe. El pasado lunes, invitado por la Casa Cultural Extremeña Portuense El Castúo, dentro del programa Leer Extremadura 2009, que patrocina la Junta presidida por Guillermo Fernández Vara, habló en el Auditorio Municipal del Hotel Monasterio sobre La tierra sin mal y diversos aspectos de su obra.

-¿Por qué eligió su cuarto libro como eje central de la conferencia?

-El motivo obedece a la cercanía geográfica: La tierra sin mal comienza en Sanlúcar. Se trata de una época muy significativa en la historia de nuestro país, el siglo XVII, cuando se registraba un gran movimiento en los puertos de Cádiz, en pleno apogeo del comercio con América. Muchas personas llegadas desde otros puntos de Andalucía o desde Castilla se congregaban aquí para establecer negociaciones de todo tipo, no sólo para recoger lo que llegaba del continente americano.

-No podrá quejarse de la respuesta del público: el Auditorio estaba lleno.

-Me ha sorprendido. Encontrar un escenario abarrotado en un acto en torno a los libros resulta fantástico. Al terminar la charla firmé volúmenes durante media hora: reconozco que no esperaba encontrar una cantidad tan grande de lectores como la que poseo aquí, lectores que incluso me siguen desde hace diez años. El encuentro se desarrolló, además, en un lugar muy envolvente, que te motiva e inspira para hablar de novela histórica, la única máquina del tiempo que existe.

-¿Cómo define la evolución de su obra, desde su estreno con La luz del Oriente hasta su última creación, El caballero de Alcántara?

-Un escritor no puede ser un creador estático: conforme avanzo en el conocimiento del oficio intento hacer otro tipo de novela, dejando el detallismo histórico y centrándome más en la interpretación de los personajes, de forma que el marco temporal sea menos importante que el factor humano en el que se desenvuelve el hilo conductor. De hecho mi próxima obra será más onírica y simbólica, menos realista.

-Cuéntenos hasta donde pueda de un trabajo que, según anunció, se presentará también en El Puerto de Santa María.

-La trama se desarrolla en el siglo I de nuestra era y su base reside en el elemento griego, un componente que, aunque suele observarse desde una perspectiva filosófica o especulativa, se muestra indisolublemente unido a nuestra cultura. El Imperio Romano resultó eminentemente práctico, pero los griegos nos legaron su forma de concebir el mundo, suponiendo el vehículo de transmisión del cristianismo. La democracia es un invento del cristianismo y eso no lo puede negar nadie. El lector, sin darse cuenta, llegará a comprender que, en el fondo, todos somos griegos. Se trata de una ficción larga, muy divertida, que tiene que ver con el mundo del vino como el elemento cultural de primer orden que es, por lo que mi intención es mostrarla aquí, en una ciudad de tan importante tradición vinícola como El Puerto de Santa María. Hablamos de un producto hacedor de cultura, un producto que, allá donde aflora, permite la conservación del ocio, el intercambio de ideas. El marco de Jerez constituye un punto de referencia mundial de lo que debe ser el vino y ha de continuar siéndolo. Aquí se disfruta de una conjunción de la cultura mediterránea, que es mar y vino y eso se nota en el carácter de las gentes.

-La vocación sacerdotal le llevó a dejar la judicatura. ¿Cómo compatibiliza su labor de párroco en Alange (Badajoz) con la creación literaria?

-Voy aprendiendo y escapo como puedo de la hipotética esquizofrenia que me podría haber generado. La aparición en los medios te convierte en un escritor popular y provoca la sensación de estar dedicado a los libros sobre todo, cuando lo cierto es que mi labor fundamental se centra en la parroquia de un pueblo. Mis fieles son comprensivos: acabamos de terminar las fiestas locales y ahora me dedico a la difusión de mi obra. La literatura nunca me ha supuesto problemas con la jerarquía eclesiástica y los inconvenientes resultan mínimos: admito que a algunos sectores muy conservadores les parezca mal el erotismo que aparece en mis novelas, pero eso forma parte de la labor del creador.

-¿Cuáles son sus próximos proyectos?

-Mantengo conversaciones con una productora para una serie de televisión de unos trece capítulos sobre la trilogía que componen El cautivo, La sublime puerta y El caballero de Alcántara y barajo varias posibilidades con Canal Extremadura Televisión, siendo muy posible que emprendamos un recorrido por la historia espiritual de la región, no sólo en lo que respecta al ámbito del cristianismo. Por supuesto sigo escribiendo y lo hago desde un estilo que tiene claro la necesidad de liberar a la literatura de ese pedazo de tópico según el cual escribir bien es hacerlo de una forma enrevesada. En mi opinión, se trata de todo lo contrario: escribir bien es escribir sencillo.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
27 de Septiembre de 2.009

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